Voy
a escribir sobre un tema trillado: Mucha gente hace lo que dice... Mucha gente
no. O eso pensamos en general. El problema real se da cuando alguien se
expresa sobre cierto tema pero en sus acciones refleja estar lejos de sus
dichos. Pero lo que no entendemos es que en mucho de nuestra vida estamos apresados por lo que sale de nuestra boca.
Hay gente que sí vive según lo que dice... Dada su percepción de la vida. Ven todo gris, están frustrados, sin un futuro (o con uno poco alentador), en fin. Son ese tipo de personas que no pueden gozarse cuando a alguien le está sonriendo la vida porque piensan "no hay mal que por bien no venga". Es un modo de ser un tanto virulento porque es fácil de transmitir/contraer.
No me quiero poner en
plan de discusión, pero hay gente dentro de la iglesia que lo vive y de paso lo
contagia... En muchos lugares hay personas en autoridad (o no) inmersas en el
"no se puede", "no te atrevas", "no te la juegues"
etc. Creo que lo peor a destacar es que no solo queda en evidencia la
mediocridad de quien lo dice sino que se atenta contra quien está oyendo.
Desearía que
llegue el día en que los hijos de Dios digamos algo diferente al "todo lo
puedo en Cristo que me fortalece" con sabor a resignación o el “Dios sabe”
con aroma a frustración... Algo que nos haga entender que no se debe a nuestras
ganas, o afanes, o nuestros deseos egoístas. No se trata de “confesionalismo” o de
“decretar”… Se trata de creer. Me encantaría poder escuchar a gente
que, antes de decir un "no puedo" la piense y no caiga en la “frase
hecha” para poder demostrar al fin su dependencia real al expresar su esperanza
citando lo escrito en Jer 32:27 “Yo soy
el Señor, Dios de toda la humanidad. Hay algo imposible para mi?”.
Pensemos.
Gracias por tu tiempo!