Mi país es tan lindo... "Uruguay nomá!", "Que no ni no", "Vamo' arriba" y otras expresiones que le dan color a la rutina del Oriental promedio. Tenemos un país tan bueno, con cosas tan únicas como buenas, con sus pro y sus contras pero un precioso lugar para vivir.
Las llanuras, la vegetación, las cuatro estaciones, los animales... la carne! Todo lo que tenemos es bueno porque Dios así lo quiso. Pero tenemos un problema en mi país. Algo que opaca todo lo que pudiéramos apreciar, y esto es nuestra mentalidad de Uruguayos.
Inconformes, quejosos, pesimistas, incapaces de valorar, detractores de ideas, poco satisfechos, limitadamente agradecidos... Y podría seguir la lista porque somos muy así, críticos. Nuestra miopía para ver lo bueno tiene que ver con la mentalidad tan "posguerra" y negativa que acarreamos. No disfrutamos de lo que tenemos porque pensamos en las imperfecciones y nos concentramos mucho en lo que falta. Nadie, por mas esfuerzo que haga, nos va a quedar bien, siempre hay algún cabo suelto por el cual logramos criticar, un posible problema por el cual no hagamos o no recomendemos a otros hacer las cosas o digamos "pudo haber salido mejor".
Es nuestra cruz. Parte del folklore del paisito. Un valor arraigado en la cultura. Una costumbre mala, pero nuestra. Y de alguna manera debería de cambiar. Los cristianos de mi país se olvidan que hay que contentarse con lo que tenemos, olvidan que debemos pensar en todo lo bueno, todo lo justo. Olvidan que Dios les dijo que se alegren (regocíjense) en la obra de Sus manos. Y eso nos hace desagradecidos, faltos de humildad, poco dados a la crítica constructiva, sin propuestas, en fin... Nos ponemos el palo en la rueda a nosotros mismos. Porque al final, no somos agradecidos ni fieles en lo poco que El nos dejó, y entonces, cómo seremos fieles si nos da más? Siempre "en la chiquita" (pocas pretensiones) y nunca conformes con lo que se tiene y eso no le trae gloria a Dios para nada, sino que parecemos del mundo, vendados los ojos para no ver lo que El hace por, en y a través de nosotros y de los hermanos, a los cuales les buscamos "la quinta pata" cuando ni nosotros soportaríamos que nos hagan lo que hacemos a ellos.
Ojalá un buen día los hijos de Dios puedan destacarse, no por dar palos ni por "cortarle las alas" a la gente sino por justamente lo contrario, marcar la diferencia en la actitud, tener palabras de aliento, apoyar iniciativas, acompañar a los necesitados y no quejarse sea cual sea la situación. Si no nos gozamos con lo que tenemos hoy, por qué esperar a tener mas mañana? Cambiaría en algo nuestro corazón eso? O seguiríamos desconformes porque siempre queremos un poco mas?
Sigo pensando...