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sábado, 5 de agosto de 2017

Simón el brujo y la iglesia de hoy

Con unos amigos hace un tiempo estamos leyendo el libro de Hechos y viendo el principio del cristianismo, como surgió y se desarrolló. Estamos siguiendo a Lucas y su relato como si fuera la primera vez leyéndolo.

En todo el libro hay escenas que requieren ser leídas varias veces, con detenimiento y atención. La parte donde estábamos hace unos días era el capítulo 8, cuando Felipe va a Samaria por causa de la persecusión y nos encontramos con Simón el mago (brujo), quien luego tiene un episodio con el apóstol Pedro.

En esta parte algo que me llama mucho la atención, leyéndolo, es que Simón se había bautizado, estaba siguiendo y oyendo a Felipe predicar y viendo las señales que comprueban su mensaje. Luego, la charla con Pedro demuestra realmente por qué Simón estaba haciendo lo que hacía. Por qué seguía a Felipe. Qué era lo que realmente buscaba ganar en toda esta situación y cómo pensaba ganarlo. Ahí entra el dinero, y ahí entra la reacción contraria del apóstol, pero hay mas que eso.

Lo que quiero destacar de ese pasaje es la capacidad de Pedro de poder discernir el corazón de el mago en medio de lo que parecía ser una reacción de "nuevo convertido" (conseguir las cosas a como el solía hacerlo) y las palabras utilizadas para describir la condición interna real de Simón.

Pedro, a través del Espíritu Santo, desnudó el corazón de aquel que exteriormente daba sensación de estar cumpliendo con todo lo que se requería pero en el fondo de su ser anhelaba mas el poder en sí que al dueño del poder.

Y ahora reflexiono y me pregunto si no habrá entre nosotros gente con esas mismas intenciones, con el objetivo de tener dominio sobre otros y no de ser gobernado por Dios, o de figurar haciendo cosas buenas para satisfacer su necesidad de reconocimiento en vez de obrar para glorificar a Cristo. Gente que parece no haber tenido contacto real con el mensaje transformador por distraerse con las señales, que al fin son solo confirmaciones del mensaje.

Cuán escasos estamos de gente capaz y dispuesta a ser usada, como Pedro, para ayudar a otros a traer luz a sus vidas a través del discernimiento que Dios puede entregar, con el fin de ser una voz que restaure, que convenza, que bendiga, que exhorte para poder ver la obra del Espíritu Santo en la vida de sus hijos y alegrarnos en El.

Quiera Dios levantar personas que sean leales a El y capaces de hacer esta tarea en medio nuestro, porque sin dudas, el pueblo de Dios está necesitado de confrontación que lo saque de la modorra y el egocentrismo.

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