Bienvenida
viernes, 18 de octubre de 2019
Tradición vs Entendimiento (y Crítica)
miércoles, 16 de octubre de 2019
Entendimiento vs Tradicionalismo
martes, 24 de septiembre de 2019
Volviendo al futuro, escuchando al pasado
Estuve oyendo una charla que di en un espacio de la iglesia hace como un año atrás (si, me estaba escuchando a mí mismo y tratando de no mandarme a callar) sobre discipulado, la evolución del evangelio desde la perspectiva del libro de Hechos en sus 10 primeros capítulos, lo que acontecía en nuestra comunidad, y de a poco se me fueron prendiendo las alarmas. A la distancia, muchas preguntas empezaron a surgir...
Soné muy duro, áspero, desafiante... Entiendo por qué no me volvieron a dar el espacio para compartir. Pero todos los que me han dicho algo sobre esa charla adjudican todo lo expresado a Dios y su inspiración, y espero de corazón que haya sido así, porque escuchando me sentí muy golpeado por momentos.
El detonante: Si nosotros mismos no nos preparamos para una tarea tan grande como compartir las Buenas Nuevas ni animamos a los demás a hacerlo, qué sentido tiene empujar a personas a hacer algo que no están capacitadas para lograr? Pero, quién nos discipuló a nosotros en primer lugar?
Y empezaron las conjeturas...
Tememos dar el próximo paso porque no tenemos la fe de que la Palabra en plenitud se aplique en nosotros, entonces, la pregunta natural y obvia es, cómo voy a aplicarle a otros algo que yo no veo funcionando en mi vida? No lo veo porque no está pasando o porque no estoy percibiendo bien? Doy por sentado todo lo que pasa sin ver a Dios a mi alrededor? Por qué no tengo ese impulso para predicar como sí lo veo en los seguidores de Cristo en otras épocas? Estaré dormido? Distraído? Cauterizado? O sea, con una incapacidad de sentir y percibir por algún motivo particular? Y ese amor que profeso tener cada vez que canto o entro en intimidad con Dios? Dónde está?
Después me dí cuenta de que esas preguntas son sanas, aunque sus respuestas pudieran dolerme. Si no me examino ni le pido al Espíritu Santo que lo haga esto no va a llevarme a algo diferente.
Y profundizando... Me duele pensar que he perdido de vista al que bendice por seguir la bendición. Que me apasioné por lo que podía conseguir para ayudar o alimentar a mi autoestima en vez de apasionarme por quien, siendo Dios, no se tuvo a sí mismo en alta estima y vivió entre nosotros como pobre, amenazado y ninguneado por quienes decían conocer a su Padre, quien murió injustamente como ladrón y resucitó en gloria, teniendo la victoria como solo el podía hacerlo. Me molesta pensar que le pude dejar en bandeja al diablo las circunstancias de mi vida donde me pudo haber hecho daño sólo porque no tuve la conciencia de levantar las manos en vez de tenerlas en mis bolsillos mientras miraba con indiferencia los desastres a mi alrededor y abrazaba el dolor añadido en un gesto cobarde de resignación.
Y me da cosa imaginar si otros estarán pensando en lo mismo que yo hoy, después de oír ese audio. Mi esperanza de que así sea choca con mi visión esmirriada, sesgada, de lo que Dios puede hacer en los corazones de sus hijos.
Pero, sobre todo, me preocupa que esa "invitación" de aquella noche (que hoy parece un palo a la nuca para mi), hoy no la vea manifiesta en mi vida. Y pido exactamente lo mismo ahora que en esa charla... Perdón. Ayuda.
Gracias por tu tiempo.
martes, 9 de julio de 2019
La mentira "evangeloca" de "bendecidos, prosperados y en victoria"
Ahora bien, quiero aclarar que yo creo en que Dios estaba trabajando en sus hijos en aquella época de una manera especial, pienso que fue un tiempo de Dios, el boom del evangelismo en muchos países y que no tendríamos tanto terreno recorrido y ejemplos si no fuera por esa generación de creyentes.
Dicho esto, sinceramente me parece que también esta generación sufrió bastante por la ignorancia que trae aparejada la fe ciega en lo que "dijo el pastor el domingo" como también en la búsqueda de tener esas experiencias espirituales sobrenaturales, en la proclamación de un evangelio apocalíptico, en la falta de "escudriñar las Escrituras" (que tanto promovía Cristo) que se reflejó en el legalismo y la diezmada interpretación de la disciplina bíblica, la cual fue motivo de varios abusos dentro de las iglesias y dejó la puerta entreabierta al postureo y la hipocresía mas descarada que hasta el día de hoy nos acompaña y por la cual somos tristemente célebres entre los inconversos.
A mi entender lo que mas se refleja y lo que hoy estamos cargando son las consecuencias del irrespeto a la Escritura (sea por omisión o por conveniencia), los temas que comunica y en qué contexto lo hace, el desbalance entre predicar la responsabilidad y los beneficios de ser un hijo de Dios, el escaso entendimiento y enseñanza de la gracia y la justicia divina, la malinterpretación del rol del pastor o líder, cuál es la sana convivencia y desarrollo de una comunidad de fe y cómo es el servicio dentro de la misma, etc.
Hay tanto... Y aún así Dios se movió en medio de su gente y hoy tenemos lo que tenemos por Su accionar y misericordia. Sin embargo, me duele pensar en que la próxima generación vaya a ver tantas fallas en mi tiempo como yo veo del tiempo pasado.
Para terminar mi punto sobre la frase, pienso que deberíamos responder con mas franqueza y sacándonos del centro para darle a Dios el lugar que se merece. Nosotros no estamos bendecidos, SOMOS bendecidos por la gracia divina aún en medio de la tribulación. No estamos prosperados, SOMOS sostenidos por la fidelidad de Dios en buenos y malos momentos. No estamos en victoria, SOMOS perdedores que necesitábamos que Cristo viniera a ganar lo que era imposible para nosotros. Y la buena noticia es que Jesús, el Salvador, vino para darnos vida abundante, porque de dentro nuestro y por mas que gritemos, escondamos y aparentemos, es imposible estar (ser) así.
Hasta la próxima!
martes, 9 de abril de 2019
Recapitulando la vida
Me sacaste de mi casa, te creí. Me cambiaste los planes, te creí. Me impediste volver a mi normalidad, te creí. Me pasaste por situaciones que me rompieron todo, te creí. Me hiciste enojar porque mis planes se iban por el tubo, te creí. Me diste tu silencio en momentos de dolor, te creí.
Hoy veo un poco más y puedo agradecerte, porque en medio de todo el sufrimiento siempre te ví sosteniéndome y eso me ayudó a seguir creyendo. Tus acciones y "omisiones" fueron por amor, para moldear mi carácter como tu hijo, para hacerme mas como Cristo.
Estoy comenzando a juntar la cosecha de esta siembra tan dolorosa que duró tantos años en dar frutos y quiero creer que sólo estoy viendo la primera parte de la historia. Quiero vivir en agradecimiento por todo lo que me has permitido experimentar y de lo que me libraste de pasar.
Dios, gracias por estar, amar y comprender aún cuando te dí la espalda. Sos EL PADRE.