Desde mi punto de vista la efectividad de las celebraciones donde nos vemos las nucas reside en ver cuántas canas tiene el del frente, si le hace falta hacerse la tinta a la señora o si la calva del muchacho está reluciente o no. Bueno, fuera de broma creo que, si solo nos reunimos a cantar y a escuchar un sermón, nos hace falta la parte corporativa más referenciada del nuevo testamento y la razón más fuerte de ser de la iglesia. Los unos a los otros.
Pablo, Juan, Pedro, Santiago, incluso en los Evangelios se hace un énfasis en lo crítico que es el tema de "los unos a los otros" a la hora de ser iglesia, de estar unidos a la vid, de reflejar la unidad de Cristo con el Padre, de testificar que hay un mismo Espíritu en nosotros.
Ahora, qué cambio hacen las prédicas de "cinco leyes de tal cosa" y los "cuarenta días de tal otra" si no hay un poco de "los unos a los otros" en acción? No dice en ningún lado que los discípulos se reunieron a orar juntos pero por sus propias cosas, sin compartir ni molestar a nadie más. Cómo se iban a enterar los apóstoles de lo que pasaba en las iglesias si no es porque el espacio estaba abierto para compartir? De dónde se sacarían la idea de que había quienes torcían las Escrituras si no había quienes lo hicieran en público? Con qué intención les escribirían a las iglesias indicaciones tan explícitas si no se hubieran enterado de lo que pasaba?
A lo que voy es que, según lo que entiendo de las diferentes cartas, las reuniones eran más "participativas" que el formato estandarizado que tenemos en nuestras iglesias. Ojo, no digo que las celebraciones se vuelvan del estilo "Laura de América" donde cualquiera hace cualquier cosa y no parece haber un orden. Lo que digo es que el sentido magistral y el tipo de liturgia que le ponemos a los cultos tiende a la rigidez, al auto-servicio, a la individualidad y a la búsqueda de satisfacción egoísta más que a "los unos a los otros" (llorar o reír juntos, orar unidos, ver milagros, compartir palabras de Dios, ministrarnos, confesar faltas, confortarnos, confrontarnos, etc).
No digo que el orden esté mal, ni que el mensaje debería ser más corto para llegar a esto, ni tampoco que hay que poner otro día de reunión para enfocarse en algo así. Pero sí digo que somos esclavos de la costumbre, que estamos muy acomodados en este sistema (que solo nos desafía a llegar, cantar y quedarnos hasta que termine la predicación o nos dé hambre) y no estamos llegando a ser y hacer ni la mitad de lo que seríamos como fuerza dentro de la sociedad justamente porque dentro de nuestra "micro sociedad" no nos estamos desarrollando ni creciendo en una forma integral.
Digo, por qué hay dones sentados? Por qué hay Palabra acallada? Por qué hay sanidades no vistas? Esto no es culpa del pastor ni del manual de la iglesia, esto simplemente refleja que el sistema está tan arraigado en nosotros y a su vez nos sentimos tan amenazados por el cambio que no concebimos hacer otra cosa que esto que "es lo que funciona". "Sacrilegio" comer (o tomar algo) mientras hablan desde el púlpito, "herejía" atender a tu bebé mientras suena la música, "demoníaco" leer la Palabra mientras se está predicando... No se nos estará yendo la mano? No estaremos gastando energías en nimiedades? No será nuestra inmadurez surgiendo en cosas de menor nivel? Ojalá y tuviéramos esa misma impronta pero para hacer "los unos a los otros" cada vez que nos viéramos!
Y así estamos... Esta crisis es un buen momento para redefinir la utilidad, el propósito y la misión de las reuniones de iglesia. Cada cual tendrá su aporte según la luz que busque recibir de Dios. Yo sólo soy un tipo que cuestiona cosas, un loco incómodo, un provocador.
Gracias por tu tiempo.