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martes, 7 de julio de 2015

Re-descubriendo cosas de mi cultura.

Hoy tuvimos el privilegio de juntarnos con gente que quiere ser obediente a Dios y están deseosos de proveerse de herramientas para llevar a cabo lo que creen que el Señor los está llamando a hacer. Nuevos amigos que quieren servir en Uruguay, que van a dejar su comodidad, su país, su familia y sus planes por seguir un plan maestro.

Ellos nos comentaban del inicio de su sueño y de cómo Dios les estaba llevando a esta decisión tan trascendental. Luego vinieron las preguntas sobre el país en sí, cultura, costumbres y demás. Lo que todo yorugua sabe, somos "hijos de los barcos", tenemos 3: de habitantes, somos solidarios, inclusivos con los extranjeros,  sabemos de todo (y si no, conocemos a alguien que sí sabe y nos contó), etc. También que somos grises, temas de economía y políticos que nos afectan (no iba a contar solo lo lindo).

Cuando llegamos al tema de la religión y el cristianismo, nos decían que mas o menos saben como es la cosa, humanistas, ateos, agnósticos, pero yo creo que fue Dios quien me iluminó para contarles una de las cosas que los uruguayos más tenemos en mente cuando nos vienen a hablar de Dios.

Les dije "una de nuestras banderas dice libertad o muerte, hemos sido históricamente un pueblo que luchó por autonomía y sé que el problema mas grande que tenemos con la religión es cuando nos tocan la libertad". Nuestra imagen de Dios o cualquier personaje que nos parece una divinidad es la de alguien que pide de nosotros que renunciemos a nuestra libertad en pro de comprometernos de lleno a su causa y no nos gusta. Sí queremos los favores pero no a quien nos los da, y se vuelve un tema de trueque, promesas por favores que calman la conciencia al que pide porque también da, aunque sea algo. Pero nunca hay un compromiso de 'cambiar de vida' a largo plazo realmente.

Yo sé que Dios puede haber sido predicado como un opresor de los gustos de la gente. Doy la razón a los que no se sientan a gusto con ese mensaje, pero lo que no hemos dicho (ni reflejado) tan claro como cristianos es que Dios nos da la verdadera libertad. Solo en Cristo está la libertad del pecado, la salida al dolor, la solución a las cosas pasadas, presentes y futuras. El vino a liberarnos de los deseos que no son mas que un daño auto-infligido, libertarnos del odio y de la pobreza de espíritu, de la amargura, de la sinrazón de la vida.

Nuestro problema es que vemos pero no miramos, oímos pero no escuchamos, leemos pero no entendemos. Preguntate si sos libre de decidir que vicio quitarte o que gusto dejar de darte, y eso quizás lo logres. Pero revisá si podés cambiar los malos aspectos de tu vida y vas a ver que no es tan fácil.

Jesús está ahí para que le hables. No importa lo feo que digas las cosas, lo poco que sepas hablar con alguien importante o lo complicado que tengas para contar. El está ahí para tratar contigo. Para mostrarte lo que hacés mal y así te arrepientas buscando un cambio que le agrade a El y te ponga a vos en paz con Dios. Para acompañarte a caminar una ruta diferente, no sin problemas, pero sabiendo que a cada paso vas a conocer mas a quien va contigo y a donde te quiere llevar.

Gracias por tu tiempo!

Reflexión corta: El problema no es solo de mi cultura, es del ser humano en general. Todos queremos satisfacer nuestras ganas pero la realidad es que de nosotros solo salen cosas que son poco provechosas, para esta vida o la próxima. Conocer el camino, la verdad y la vida es lo que nos hace entender mejor la razón de ser de nosotros.

viernes, 3 de julio de 2015

Dos situaciones, una causa

Un año después retomo esto del blog. Muchas cosas han pasado, muchas historias que he dejado pasar sin escribir, muchos apuntes en libretas que nunca llegaron a la hoja virtual. Hoy voy a sacar un rato para escribir lo que vengo masticando mentalmente hace un tiempo.

Ponéle que te gusta un músico. Escuchas sus canciones, son pegadizas, te gustan las letras porque tienen un "no sé qué" por como se cantan y te mueven además de que te parece un buen ejemplo a seguir en su moda. Vas a los conciertos, apoyás las causas que él apoya, te juntás con gente que está en la misma y tiene gustos mas o menos similares. Las masas (y vos) lo siguen y a pesar de sus escándalos, su manera de vivir poco imitable y sus actos de “divo” todo se le perdona con tal de que siga haciendo lo que su público le demanda. Que cante sus temas y cumpla con las expectativas en shows o grabaciones es suficiente para tenerlo de referencia.

Ahora, tenés un pastor de una iglesia. El tipo es un predicador que sabe captar la atención de la gente, hace chistes, habla de cómo lidiar con cosas de la vida, de superación personal y de temas que ayudan a tu autoestima. Comenzás a frecuentar y a involucrarte dándote cuenta de que podés crecer en sociabilidad y te metés a servir en lo que te pongan. Culto tras culto sale por las pantallas el pastor y guía espiritual hablando siempre de lo mismo pero no importa. Es tu pastor, te gusta como habla, te hace “sentir cosas lindas” y ya repetís sus frases de siempre. No sabés como es en persona, como es su ambiente familiar ni a qué dedica su tiempo fuera de las reuniones, pero llegás a admirarlo tanto por todo lo que te enseña que lo defendés a muerte, sin importar lo que diga, aún si sus enseñanzas no condicen con la Biblia o tuerce la Palabra para decir algo que cree verdadero.

Si mirás bien, en ambas situaciones todo se limita a una sola cosa: Vos. Tus preferencias. Tus gustos. Tu conveniencia. Tu conformismo. Tu satisfacción. Tu justificación. Y este es el problema.

Como cristianos, cuando buscamos con tanto afán que se cubran nuestras necesidades y exaltamos a referentes o motivadores aún a costa de negociar principios e ideas que no están bien, es momento de mirar al interior y revisar si no estaremos “meando afuera de la pinica”. Cuando la Biblia habla de buscar primero el Reino de Dios “y todo lo demás será añadido” quiere decir que hagas a un lado tu necesidad arrepintiéndote por ser egoísta y no estar buscando a Dios intencionalmente, sabiendo que Cristo es más importante y que al buscarlo a El vas a tener de alguna forma la solución a lo que te afecta. Mientras esto se trate de vos, podrás conseguir alegría y logros temporales, pero nunca sabrás la realidad ni tendrás la perspectiva de vivir para la eternidad.

Gracias por tu tiempo!

Reflexión corta: La comparación “músico estrella-pastor estrella” quiere reflejar la realidad de que a ambos los levanta el pueblo. Como dijo Paul Washer, los falsos maestros y profetas son la señal temprana del juicio de Dios sobre la gente que dice que ama a Cristo pero no quiere buscarlo, conocerlo ni obedecerlo. El problema de fondo no es si estos personajes públicos son herejes, ladrones o mentirosos, el problema es que quienes los siguen quieren ser como ellos, sean lo que sean. Y ese es el verdadero corazón de quienes siguen la mentira, es de poder seguir en su maldad sabiendo que no serán reprendidos porque si desde arriba no hay ejemplos vívidos de rectitud, santidad, amor, disciplina, y sólo hay falsificaciones de los frutos del Espíritu Santo difícilmente vayan a ser cambiados porque Dios no está entre ellos.