Hoy tuvimos el privilegio de juntarnos con gente que quiere ser obediente a Dios y están deseosos de proveerse de herramientas para llevar a cabo lo que creen que el Señor los está llamando a hacer. Nuevos amigos que quieren servir en Uruguay, que van a dejar su comodidad, su país, su familia y sus planes por seguir un plan maestro.
Ellos nos comentaban del inicio de su sueño y de cómo Dios les estaba llevando a esta decisión tan trascendental. Luego vinieron las preguntas sobre el país en sí, cultura, costumbres y demás. Lo que todo yorugua sabe, somos "hijos de los barcos", tenemos 3: de habitantes, somos solidarios, inclusivos con los extranjeros, sabemos de todo (y si no, conocemos a alguien que sí sabe y nos contó), etc. También que somos grises, temas de economía y políticos que nos afectan (no iba a contar solo lo lindo).
Cuando llegamos al tema de la religión y el cristianismo, nos decían que mas o menos saben como es la cosa, humanistas, ateos, agnósticos, pero yo creo que fue Dios quien me iluminó para contarles una de las cosas que los uruguayos más tenemos en mente cuando nos vienen a hablar de Dios.
Les dije "una de nuestras banderas dice libertad o muerte, hemos sido históricamente un pueblo que luchó por autonomía y sé que el problema mas grande que tenemos con la religión es cuando nos tocan la libertad". Nuestra imagen de Dios o cualquier personaje que nos parece una divinidad es la de alguien que pide de nosotros que renunciemos a nuestra libertad en pro de comprometernos de lleno a su causa y no nos gusta. Sí queremos los favores pero no a quien nos los da, y se vuelve un tema de trueque, promesas por favores que calman la conciencia al que pide porque también da, aunque sea algo. Pero nunca hay un compromiso de 'cambiar de vida' a largo plazo realmente.
Yo sé que Dios puede haber sido predicado como un opresor de los gustos de la gente. Doy la razón a los que no se sientan a gusto con ese mensaje, pero lo que no hemos dicho (ni reflejado) tan claro como cristianos es que Dios nos da la verdadera libertad. Solo en Cristo está la libertad del pecado, la salida al dolor, la solución a las cosas pasadas, presentes y futuras. El vino a liberarnos de los deseos que no son mas que un daño auto-infligido, libertarnos del odio y de la pobreza de espíritu, de la amargura, de la sinrazón de la vida.
Nuestro problema es que vemos pero no miramos, oímos pero no escuchamos, leemos pero no entendemos. Preguntate si sos libre de decidir que vicio quitarte o que gusto dejar de darte, y eso quizás lo logres. Pero revisá si podés cambiar los malos aspectos de tu vida y vas a ver que no es tan fácil.
Jesús está ahí para que le hables. No importa lo feo que digas las cosas, lo poco que sepas hablar con alguien importante o lo complicado que tengas para contar. El está ahí para tratar contigo. Para mostrarte lo que hacés mal y así te arrepientas buscando un cambio que le agrade a El y te ponga a vos en paz con Dios. Para acompañarte a caminar una ruta diferente, no sin problemas, pero sabiendo que a cada paso vas a conocer mas a quien va contigo y a donde te quiere llevar.
Gracias por tu tiempo!
Reflexión corta: El problema no es solo de mi cultura, es del ser humano en general. Todos queremos satisfacer nuestras ganas pero la realidad es que de nosotros solo salen cosas que son poco provechosas, para esta vida o la próxima. Conocer el camino, la verdad y la vida es lo que nos hace entender mejor la razón de ser de nosotros.