Cuando sea el tiempo iremos a morir… No sabemos bien cuando será, nunca se sabe realmente cuando.
Creo en eso que dicen de aprovechar cada día como si fuera el último, aunque algunos días preferiblemente pasen al olvido por el bien de nuestra salud mientras vivamos y por el bien de nuestra conciencia al llegar al sepulcro.
Tengo en mi haber muchos días rutinarios, como todo humano, tengo también mis días de extrema alegría, y de rematado dolor, mis tiempos de inestabilidad y mis tiempos donde avanzo como topadora, días buenos y malos, días indiferentemente iguales, soy un bicho de costumbres y cada tanto un innovador en la monotonía de mi vida.
Trato de sacarle jugo a las mejores situaciones, trato de razonar al máximo las malas en pro del aprendizaje, de no estresarme con los “puede ser” y ser consistente con los “yo puedo” aun cuando se bien que no puedo lograr la gran cosa solo con decir o querer, busco que cada día tenga algo particular aunque mi búsqueda no siempre halle el fruto que quisiera ver. Tengo rayes buenos, malos, rayes a secas… Vale la pena vivir estas cosas. Vale la pena vivir atrás de un sueño a pesar de no saber si llegare o si alguien mas lo hará por o a través de mi. En fin, la vida conlleva riesgos y satisfacciones, fracasos y buenas pegadas, cortitas y versiones extendidas, lleva y trae, y algún otro paralelismo de situaciones.
Vale la pena vivir agradecido, e ir a morir satisfecho.
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